Más Fulbito se enfrentó a un elenco conformado por volantes destacados de Mendoza. El triunfo fue para los que meten rebajes y aceleran, teniendo a Barisón como figura debajo de los tres palos.

No cabe otra palabra mejor que batacazo. Haciendo una comparación, fue como si un Fiat 600 de Categorías Tradicionales derrotara a un Clase 3 de Turismo Nacional. Más Fulbito, que venía entonado por su triunfo ante las glorias del Deportivo Maipú de 1986, se fue a la cama de leca. Sufrió un despiste que no estaba en los planes, teniendo en cuenta que esta vez chocó contra el elenco de pilotos mendocinos conformado por representantes nacionales y destacados del ámbito local.

La sorpresa se dio porque los invitados jamás habían jugado entre sí. “Julián (Santero) debuta como jugador. No sabe lo que es una pelota de fútbol. Encima, tiene las zapatillas puestas al revés”, tiró Bernardo Llaver, a lo que Juan José López agregó: “Y yo, hace mucho que no juego. Sólo lo hice cuando era chico; recuerdo que jugaba en las inferiores del glorioso Deportivo Argentino de San Rafael”.

“Mis cubiertas tienen poco agarre”, dijo Nicolás París, mientras mostraba su calzado para jugar. “¿Hay vuelta previa para entrar en calor?”, preguntó Juanjo.

Todo se hablaba en torno al automovilismo. Hasta que llegó el momento de colocarse las camisetas. Sebastián Barisón pidió la de arquero enseguida. “Hasta trae los guantes”, se sorprendió Berni.

Apenas iniciado el cotejo, Juanjo aceleró y la succión fue aprovechada por Llaver para inaugurar el marcador. La respuesta no se hizo esperar y Gabriel Leal aprovechó igualando las acciones. Los pilotos se pasaron de largo en la jugada. “Me duelen hasta los dientes. Y eso que (me) entrené en doble turno para aguantar”, comentó Llaver.

Pese al gol, Barisón no sintió el golpe y empezó a sacar cuanto remate tenía destino de red. A los pilotos no les salía la vuelta redonda.

Sin embargo, yendo a la chapa, los pilotos volvieron a quedar arriba con Santero. “Estamos complicados con las piernas. Este compuesto no se adapta al terreno”, bromeaba el Colorado París. “Que Santero haya hecho un gol es increíble”, comentó Llaver.

A partir de ese momento, los pilotos regularon la marcha. Pero fue en demasía, porque, como si hubiesen entrado a los boxes, Leal definió abajo ante la salida de Barisón.

“Firmo el empate”, decía López. Aunque el sanrafaelino jamás pensaría que, a poco de terminar la primera vuelta, anotó dos con una arremetida de Julián Flamarique primero y una contra implacable de Llaver, otro de los destacados.

Más Fulbito no encontraba explicación. Tuvieron más la pelota pero la eficacia estuvo enfrente. “Me van a tener que cambiar el motor. Fundí biela”, arrojó Santero durante el descanso.

Así como sucedió en la primera parte, los pilotos convirtieron de entrada. Otra vez Llaver hizo el récord de vuelta. “Ahora vamos a comer el asado. Terminalo, árbitro”, agregaba el nacido en San Martín.

El impulsor de los pilotos no era el mismo de los giros iniciales. Por eso, Más Fulbito lo pasó como parado. Hugo Fuentes y Javier Bellido se encargaron de achicar la cuenta, quedando a uno del empate. “Tendré que perrear mi cronómetro para que terminemos antes”, decía López, el encargado de llevar los minutos del partido con el reloj.

La pierna fuerte no faltó. “Vamos más despacio, si no vendrá la exclusión”, expresaba Flamarique.

La parte final fue a pedir de Más Fulbito, pero la figura de Barisón se agigantó. Tapó todos los huecos, hizo bien la chicana y pocas veces dejó la cuerda. Una en el palo y otra en el travesaño lo salvaron. No era el día de los periodistas. Y así llegó la bandera a cuadros.

“Debí estirar el frenaje cuando me pegaron”, lanzó París, demostrando que hizo tiempo mientras se reía en el banco de suplentes.

Fue 5 a 4 para los pilotos que, en los metros finales, se quedaron con poco combustible pero aguantaron cada topetazo. “Hagamos una carrera de karting para la revancha”, desafió Más Fulbito. “¿Se dieron cuenta que siempre fuimos ganando nosotros?”, contestó Juanjo.

No hubo champán, pero nadie los pudo bajar de lo más alto del podio. El trofeo, en buenas manos.

Los Andes.

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