Fernando Martínez/UNO

Sebastián Halpern y Eduardo Pulenta se metieron entre los diez mejores del Dakar 2018 en una extraordinaria labor. Las vivencias de los dos mendocinos en la carrera más dura del mundo.

por Franco Ballabriga – Ovación, Diario Uno

“Para nosotros es muy meritorio lo logrado porque somos ciento por ciento amateur. El Dakar terminó el sábado pasado y el lunes estábamos en nuestros respectivos trabajos…”. Esas palabras resumen en gran parte la enorme labor de la mejor dupla latinoamericana en autos en la edición 40ª del Dakar, que terminó hace unos días.

En inferioridad de condiciones, Sebastián Halpern y Eduardo Pulenta (h) se las arreglaron para redondear una gran carrera. Ya lejos de las pistas y mientras los compromisos laborales los traen a la realidad, ambos analizaron su gran tarea en la carrera más extrema del mundo, en la conducción de la Toyota Hilux que asistió el reconocido equipo South Racing.

–¿Se disfruta un Dakar o es un mito y en realidad se sufre?

SH: –Yo a éste, particularmente, lo disfruté. La pasé bien, aunque obviamente hay momentos donde lo sufrís, pero en líneas generales estuvo todo bien. Por supuesto que el resultado final ayuda al balance positivo, pero yo he disfrutado el manejo, me llevé bien con el Edu, había amigos acompañándonos en los vivacs y ese apoyo se hace sentir.

En muchas largadas nos juntábamos con Lucio Álvarez y Ale Yacopini porque somos muy amigos y la verdad es que yo hubiese querido que los tres termináramos dentro de los diez mejores, sin importarme el puesto. Lo único que quería después de la carrera que habíamos hecho era terminar en ese lote.

EP: –Yo lo disfruté mucho hasta la etapa 10, porque en las últimas cuatro corrí muy presionado. Los dos sabíamos que si no quedábamos entre los diez mejores y era otro piloto argentino el que nos dejaba afuera, estaba claro que nos volvíamos con el trago amargo. Por eso te digo, las últimas cuatro etapas corrí muy concentrado, además veía a Sebastián, que lo hacía un poco más nervioso, cuando él es muy tranquilo. Por suerte salió todo perfecto, aunque el error estaba latente. No te voy a negar que en algún momento deseás que se suspenda una etapa o al menos corten un tramo porque el cansancio es muy grande.

–¿No les gustó la ceremonia de cierre?

SH: –Para dar un ejemplo, nos trataron como a las vacas, porque nos metieron en una especie de brete y así nos hicieron pasar. No es sólo por nuestras familias y nuestros tres mecánicos, es por todos los que forman parte del equipo y nos ayudaron a lograr esto. Entonces yo me ponía a pensar y decía ‘del Dakar nos van a quedar algunas fotos de etapas, las hojas de ruta, pero la del podio con todo el equipo no la vamos a tener y eso que hicimos todos los méritos’. Y esto no lo digo sólo por nosotros, porque para mí tiene el mismo valor el que termina primero como el que termina noveno o más allá del puesto 50, ya que el mérito de terminarlo es muy grande y como mínimo merecemos respeto. Cuando los mecánicos vieron que nosotros comenzamos a avanzar en la general, empezaron a tener una motivación enorme, en algunos casos se les llenaban los ojos de lágrimas. Yo no me quejo de la dureza de la carrera porque estaba planteada así. El día que corrimos San Juan-Córdoba nosotros llegamos al vivac diez minutos antes que se escondiera el sol y ahí te dabas cuenta de que la carrera estaba hecha para 15 o 20 pilotos. Yo no me quejo de eso, pero sí te digo que la hoja de ruta estuvo muy mal armada y en algún caso resultó tremendamente peligrosa.

EP: –Nos estaba siguiendo muchísima gente, como la familia y los amigos. Además creamos un vínculo muy fuerte con nuestros mecánicos y por lo tanto queríamos compartir con ellos el lindo momento de subir a la rampa y disfrutar aunque fuera unos minutos. Eso fue un detalle de todos modos, porque no nos quita la carrera que hicimos, aunque es una pena que estemos hablando de esto.

–¿Que los llevó a ser novenos?

SH: –La suerte existe pero no es lo único. Además no podés dejarlo supeditado todo a eso. Creo que hay un trabajo previo y durante la carrera se te achica notablemente el margen de error y a la vez no deja nada librado al azar. Por eso debo resaltar que con una hoja de ruta pésima nos perdimos un solo día y fue el que se perdieron todos, eso habla a las claras lo bien que navegó Edu. Parece una cosa menor, pero en una carrera como esta, no errar es fundamental. Es muy difícil estar en la butaca derecha por todas las responsabilidades que tenés y la verdad es que lo hizo muy bien.

EP: –Por ejemplo, cuando nos equivocamos con las cubiertas no tuvimos mala suerte. El día 4 habíamos llegado muy cansados y nos pusimos a analizar con Sebas la etapa siguiente. La cuestión es que elegimos mal y lo penamos en la primera parte del especial. Pero más allá de eso creo que la planificación y el trabajo del equipo fueron fundamentales para terminar en el top ten. Además Sebas mostró un nivel de conducción muy bueno, pero fundamentalmente nos preparamos para estar a la altura durante el año. Lo más difícil en la vorágine de la carrera es saber detenerse y pensar durante unos segundos cuál es la solución. Es una constante pensar que el único que se pierde, que pincha una cubierta o que se rompe es uno y la realidad es que les pasa a todos, incluso a los más consagrados y ejemplos sobran. La tranquilidad para saber resolver problemas es fundamental y nosotros la tuvimos casi siempre.

–¿En qué momento se dieron cuenta de que estaban para quedar en el top ten?

SH: –Nuestro primer objetivo era salir de Perú entre los veinte, porque después de eso la mitad abandona. Después te vas dando cuenta en el día a día de que estás para más, pero la realidad es que recién al final te das cuenta de lo que lograste. Por supuesto que en las últimas dos etapas defendimos a rajatabla el top ten, porque quedar fuera de ese lote nos hubiese dejado muy conformes.

EP: –Hablando con mi amigo el Gordo Merlo me decía de la suerte que habíamos tenido para terminar entre los diez. Y yo le planteaba que a nosotros nos podían ganar seguro los cuatro Peugeot, los cuatro Mini oficiales y las cuatro Toyota, por lo cual terminar 13º era buenísimo, pero eso si terminaban todos. Con esto quería decirle que supimos aprovechar puntos flacos de los demás equipos, pero por méritos propios estábamos ahí.

–¿Qué les depara el futuro deportivo?

SH: –Me comentaron que en el 2019 el Dakar sería Argentina-Chile-Perú y en el 2020 regresa a África, puntualmente al sur del continente. A mí me encantaría seguir corriendo y sueño con hacerlo en África, pero la realidad es que en mi caso depende mucho de la plata, porque los costos son muy altos y es complicado reunir el presupuesto.

EP: –Yo sigo el Dakar desde chiquito. Me iba a Mar del Plata con mis amigos y todo el día nos juntábamos a ver un resumen que pasaban por la tele. Es una carrera que me apasiona y me encantaría correrlo en África.